
29.6.09
otoño privatista

La tarde, miope como un barco, se sumerge en el dolor desandado de la siesta.
Afuera un gato se relame bajo las pocas gotas de la llovizna.
Llueve, llueve, llueve.
las miradas se resignan al olvido y los silencios ya no buscan su lugar.
En ningún lugar un viejo, aburrido del aburrimiento, se vuela la cabeza con una nostalgia.
Ya no rien los patos en el fondo del campo.
No hay vigías insomnes ni albañales.
el pavimento hace un plop suavecito bajo las cubiertas de los autos suena como una seda
desgarrada.
Un poco de paz, solo un poco.
Un poco de amor, de ternura.
La última hoja del manifiesto cae inerte al embrujo otoñal.
Ya no quedan canciones ni fusiles para la paz
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9 comentarios:
mencantooooooooooo
el contenido, la sensación, la evocación. y que vuelvas a escribir.
otra cosa que me gusta es que no hayas puesto minas en bolas :D:D:D
Precioso Oscar!!!
Te dejo un abrazo en estas horas poco
intendibles para mí
Adal
me alegro que hayas vuelto!
has vuelto, igual q siempre, mágico
:o
hace poco veía que llevabas mucho sin escribir... supongo ke esas cosas no se exigen, a uno le llegan asi como le pena, la alegría o la rabia... como la lluvia, como el amor.
saludos!
N.
El otoño arrastra la melancolía de la primavera y se viste con el frío del invierno.
Pero, es un ciclo y retornan los patos. Siempre.
Habrá canciones...
Y, desde aquí, se escuchará tu voz.
Un beso grande.
Qué bonito Oscar, qué bonito ...
Me alegro que estés de vuelta y espero que te encuentres bien :)
Besos**
Hola!!!!!
Creo que nunca te lo dije, yo sacaría del titulo de tu blog la palabra “ningún”, espectacular entrada en una tarde de otoño….
Un besote y abrazo de oso.
Llueve, llueve, llueve...también muchas veces desde el corazón.
mar
Amigos Todos, muchas gracias por pasar. Casi no tengo tiempo de postear por mi trabajo aunque sigo escribiendo más o menos regularmente.
Como siempre subo cosas al azar y de diversos tiempos. El post nuevo, por ejemplo, no este, es de hace dos años y es una poesía que quedo inconclusa caminando por las calles de Mendoza, pero al releerla estos días creo hallar en ella un todo que hace innecesaria ninguna otra palabra.
Un fuerte abrazo y gracias por el agunte.
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